lunes, 29 de enero de 2007
Paseando al perro (relato)
Y la perra vino corriendo dejando de lado a las dos chicas que estaban con ella, cuando llegó se tumbo panza arriba para que la acariciara y, según lo hice, se abalanzo sobre mi perro demandándole juego. Mi perro es un mastín de seis años y a estas alturas se cansa pronto de juegos, Dana en cambio es una cocker y apenas tiene dos años, así que el juego consistía en que Dana le mordiese las orejas o las patas mientras mi perro intentaba evitarlo sin mucho éxito.
Las chicas llegaron corriendo detrás de la perra, dándole voces para que dejara a mi perro en paz, pero Dana no tenia la menor intención de dejar a su viejo amigo.
-¿Es que la conocías de antes?- Me pregunto la mayor, que debía tener unos quince años.
-Si, la conocí hace un año, la llevaba una señora... que supongo sera vuestra madre.
-Solo la mía, ella es mi prima pequeña- lo dijo poniendo un acento despectivo en la a, supongo que también habría una prima mayor, con acento admirativo en la o. Me resultaba un poco raro, la madre aparentaba menos de treinta y cinco años, eso significaría que la tubo con menos de veinte. - ¿Como se llama el perro?
-Gonso, lo copie de los teleñecos... había uno que se llamaba así.
Ya, ¿Y que marca es?- Se ve ya no quedan niños que sepan lo que eran los teleñecos. Y desde luego tampoco saben que los perros no los fabrica ninguna multinacional.
-Es un mastín... ¿Tu madre que tal esta?
-Bien, supongo que estará llegando, venia detrás nuestra.
No sabia si era buena idea volver a verla. Conocí a Mª Carmen el año pasado, unos meses después de mi divorcio. Nos veíamos cuando sacábamos a los perros; ella estaba sola en su casa, su marido y su hija habían ido a casa de unos familiares y ella iba todos los días con la perra hasta la casa de su hermana.
Hablábamos de libros, ella es una lectora voraz aunque con poco criterio, lee todo lo que cae en sus manos, lo mismo le da un libro de cocina que la ultima de Isabel Allende. Yo ya no leo como cuando era mas joven, pero sigo gastándome mas dinero en libros que en ropa. Un día quedamos para cenar, fue una velada muy agradable y acabamos en mi casa. Se quedo a dormir otras dos veces y un día me dijo que volvía su familia y no la volví a ver.
Los perros seguían jugando, o mas bien el pobre Gonso intentaba desesperadamente parar a Dana, mientras ella seguía su campaña para dejarlo sin orejas. A las niñas parecía gustarles ver a la perilla pegarle una paliza a un enorme ejemplar del sexo opuesto y se reían alborozadas. Al final apareció Mº Carmen, me resultaba difícil mirarla y no recordar.
-Hola, cuanto tiempo- La sonrisa le ilumino la cara.
-Pues si, mucho- Dos besos y tramite resuelto, como si no hubiera pasado nada.
-¿Y como te va?
-Pues bien, ya sabes traduciendo y eso... ¿Y a ti?
-Como siempre, en mi casa, leyendo.
Las niñas se alejaban siguiendo la vergonzosa retirada de Gonso. Me estaba poniendo nervioso y no entendía el por que. Yo no tenia nada de lo que avergonzarme.
¿Sigues solo?- Me pregunto.
-Si, sigo solo, se ve que no tengo suerte en lo del amor.
-Eso es por que no le pones ningún interés- Vaya, hombre, encima es culpa mía.
-Igual es eso.
Y debo admitir que igual tenia razón, mi vida sentimental es un puñetero páramo. Mi matrimonio fue solo un lapsus entre dos soledades, no se me da bien mantener relaciones. Exige demasiado. Seguimos paseando a remolque de los perros y las niñas. Hablamos de libros, como siempre, parecíamos dos viejos amigos que se reincorporan a una conversación interrumpida. Caminaba a su lado y la miraba de vez en cuando. No es muy alta, de un metro sesenta o así, pero aparenta mas. La frente despejada y la nariz aguileña le dan un aire de decisión que la eleva, parece ocupar el espacio que la rodea. Llegamos hasta la playa, los perros jugaban. Ahora mi perro, por fin, reaccionaba y Dana se revolcaba enseñando el vientre. Las chicas azuzaban a la perrilla para que no se rindiera y continuara su acoso. Al final se metieron juntos corriendo en el agua.
-Quiero verte.- Me dijo- Si tu quieres... - Añadió.
-Quiero.- En realidad no sabia si quería o no. Me salio solo.
-¿Que haces mañana por la mañana?- Quedamos en una cafetería, cerca de mi casa.
Costo trabajo separar a los perros y, por fin, logramos irnos cada uno por nuestro lado. El perro estaba feliz y se le notaba. Según llego se durmió. Yo no.
miércoles, 24 de enero de 2007
El canon de los cd
sábado, 20 de enero de 2007
Café
Hasta que una noche me paré en una gasolinera con cafetería y tienda, que no es que me gusten mucho estos sitios, suelen ser demasiado fríos, pero tenia sueño y era el primer sitio que veía abierto. Así que entré pedí mi café y mis donuts, la camarera me puso el café y me sonrió... una sonrisa satisfecha y feliz, le sonreían hasta los ojos. Y se me quito el sueño y el mal humor de un plumazo. La chica llevaba desde las cinco poniendo cafés, atendiendo la gasolinera y fregando platos y sonreía. Me fui de allí sonriendo, puse el CD de Silvio en el reproductor y disfruté de la carretera.
Durante todo el tiempo que estuve haciendo la ruta pare allí a tomar café, a las seis de la madrugada un café con una sonrisa no tienen precio.
jueves, 18 de enero de 2007
Nos tratan como a criminales
Ayer leí la justificación que daba un alcalde del por que estaba convirtiendo terreno agrícola en urbanizable por tramite de urgencia, aducía el miserable que los agricultores estaban pasando una muy mala racha por culpa de la Junta de Andalucía; el que él participe en dos de las inmobiliarias que se lucran de ello parece no tener nada que ver. Como apoyo a sus disertación se traía a un agricultor que relató sus males. La maligna conjura de la Junta consistía en multarles por explotar inmigrantes y echar venenos prohibidos y añadía indignado "es que nos tratan como a criminales".
La próxima vez que me pare la Guardia Civil me quejare de una conspiración judeo-masonica, igual cuela.
lunes, 15 de enero de 2007
Que hace una chica como tu en un sitio como este
Ser camionero tiene muchas ventajas, para empezar es un trabajo en el cual te pagan por alejarte de tu jefe, los jefes tienden a ser mejores cuanto mas lejos los tengas y, si tiene el día malo, siempre puedes "quedarte sin cobertura" (creo que la tecla mas útil de un móvil es la de apagado). También te aleja de las oficinas, las oficinas siempre me han horripilado, estar encerrado en un espacio minúsculo con un montón de personas agobiadas, de mal humor y con ganas de hacerte pagar su cabreo no es mi idea de un entorno de trabajo agradable. Y de los clientes, cuando llevas un camión a los clientes los ves un rato y además en tus propios términos... si quieren sonrisas y palabras amables que hablen con el comercial, yo cargo y descargo y si no lo quieren así, pues me lo llevo y a otra cosa. En definitiva me aleja de lo peor (para mi) de cualquier trabajo.
Además es un trabajo en el que puedo dedicar mi mente a pensar en mis cosas. El camión es un espacio cerrado y aislado, puedo poner mi música y dejar la mente libre... Y cuando termino aparco y me voy a casa, y el trabajo se queda allí, aparcado.
En definitiva, pienso que fue una elección afortunada, sobre todo si tenemos en cuenta que la elegí con apenas dieciocho años. Un trabajo que me permite vivir tranquilo... aunque a veces pase frió o me duela la espalda.
Prejuicios
No hay cosa que me moleste mas que alguien empiece una frase diciendo “Yo no tengo prejuicios”, o sus variantes: “Yo no soy machista” “Yo no soy racista” o cualquier otra por el estilo; según lo escucho ya se me la continuación, un “pero...” y un completo catalogo de los prejuicios que dice no tener, y lo peor del asunto es que ya no puedes argumentar, por que lo que ellos dicen no es fruto de unos prejuicios sino verdad manifiesta y hasta, si me apuras, dogma de fe.
Pues déjenme que les diga, yo tengo prejuicios, como todo el mundo y los tengo por que son prácticos, yo veo un mercedes por la carretera y me digo “cuidado, ese casi seguro que no respeta las señales”, es un prejuicio, puede que el tipo que este viendo en ese momento sea un perfecto conductor y mi comentario no le haga justicia, aunque esta precaución me ha salvado de mas de un golpe; pero, y ahí esta la diferencia, yo se que puedo equivocarme, para mi es una aproximación estadística no un hecho incuestionable, contra un prejuicio que ni se reconoce no hay quien luche, enraíza y se convierte en algo peor, por que te cambia y hace que dejes de ver el mundo con tus ojos y empieces a verlos con los del prejuicio, adaptando el mundo a su estrecha mira.
El mercedes esta parado en el ceda el paso, esperando a que pase, yo paso por su lado y casi me dan ganas de saludarle y agradecerle el que me rompa el prejuicio.
(esta también es repetida, la próxima sera de material nuevo... espero)
Arrancando
Relleno el disco de tacógrafo, meto primera y el mundo se pone en marcha alrededor del camión, la carretera se desliza debajo de las ruedas y el paisaje va cambiando. Pequeños mosquitos de lata, se circulan a velocidades suicidas en todas direcciones mientras yo intento esquivarlos. Es un espacio cerrado, una pecera y desde ella contemplo el mundo; o quizá es una vitrina y los que están encerrados son ellos y yo los miro como en un acuario. Es la vida a través del parabrisas de un camión.
Y aquí arranca este pequeño espacio para contar lo que veo a través de ese cristal.
(Esto fue la primera entrada a mi antiguo blog)